El Mundo en el que vivo es un mundo raro.
En el mundo donde vivo la gente juzga, critica y condena, para sentirse bien, cuando en realidad su historia de vida esta llena de exabruptos.
En el mundo en el que vivo, la gente piensa que mientras más falsos o hipócrita se es, mejor nos podemos llevar con los demás.
En el mundo en el que vivo, se deja que la gente muera por falta de comida, mientras patrocinamos el capitalismo.
En el mundo en el que vivo, ver a alguien que sufre es sinónimo de distancia, porque “no es mi problema”.
En el mundo en el que vivo, es fácil hacerle daño al otro, buscando el mejor interés propio.
En el mundo en el que vivo, es fácil buscar y amar la belleza física, y dejar de lado las cosas que son invisibles a la vista.
En el mundo en el que vivo, es insignificante difamar a alguien, con tal de tener algo de que hablar.
En el mundo en el que vivo, la gente ha perdido la sensibilidad ante el dolor y lo ha sustituido por burla, apatía y desinterés.
En el mundo en el que vivo, es más fácil condenar, que buscar alternativas y entender razones.
En el mundo en el que vivo la gente grita a viva voz que creen en un Dios, del cual se han olvidado y lo demuestran con cada acción.
En el mundo donde vivo, la gente piensa que no se puede confiar en nadie, porque las personas hacen daño. Y se ha sustituido la confianza, por la duda.
En el mundo en el que vivo, es más fácil caerle bien a alguien porque se tiene el último “bochinche”, que por ser recto con las cosas.
En el mundo en el que vivo, es más importante la marca de la cartera, la ropa, los zapatos, que el interior de un ser humano.
En el mundo en el que vivo, hay mucho por mejorar… Y aunque no siempre las cosas son así, la verdad es que desanima cada vez que uno se encuentra con situaciones como estas.
En el mundo en el que vivo, la gente piensa que mientras más falsos o hipócrita se es, mejor nos podemos llevar con los demás.
En el mundo en el que vivo, se deja que la gente muera por falta de comida, mientras patrocinamos el capitalismo.
En el mundo en el que vivo, ver a alguien que sufre es sinónimo de distancia, porque “no es mi problema”.
En el mundo en el que vivo, es fácil hacerle daño al otro, buscando el mejor interés propio.
En el mundo en el que vivo, es fácil buscar y amar la belleza física, y dejar de lado las cosas que son invisibles a la vista.
En el mundo en el que vivo, es insignificante difamar a alguien, con tal de tener algo de que hablar.
En el mundo en el que vivo, la gente ha perdido la sensibilidad ante el dolor y lo ha sustituido por burla, apatía y desinterés.
En el mundo en el que vivo, es más fácil condenar, que buscar alternativas y entender razones.
En el mundo en el que vivo la gente grita a viva voz que creen en un Dios, del cual se han olvidado y lo demuestran con cada acción.
En el mundo donde vivo, la gente piensa que no se puede confiar en nadie, porque las personas hacen daño. Y se ha sustituido la confianza, por la duda.
En el mundo en el que vivo, es más fácil caerle bien a alguien porque se tiene el último “bochinche”, que por ser recto con las cosas.
En el mundo en el que vivo, es más importante la marca de la cartera, la ropa, los zapatos, que el interior de un ser humano.
En el mundo en el que vivo, hay mucho por mejorar… Y aunque no siempre las cosas son así, la verdad es que desanima cada vez que uno se encuentra con situaciones como estas.
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