El: Se me acerca en la oscuridad…Missi, me le acerco pero de lejos para que no me regañe...
Yo: Saliendo del trabajo a las 9:00 p.m., cansada y loca por llegar a casa...
El: Missi, no me regañe, pero es que tengo que decirle algo importante con el respeto que usted se merece.
Yo: Pensando...Hay bendito, avanza mijo... Le digo, si dime ¿qué deseas?
El: Con una bolsa de pan en la mano, mal vestido y barbú... Es que si puede déme algo para poder comprarme otra libra de pan para mi hermano y para mí. El es deambulante igual que yo y queremos comer algo antes de irnos a dormir. El hermano a lo lejos esperaba…
Yo: Déjame ver si tengo algo de cambio... Busco y le digo…Si tengo, toma un dólar y cuídate...
¿Quién nos dio el derecho de "regañar"? Lo cual obviamente se traduce en gritos, insultos, malas palabras.
¿Quién nos dio el derecho de creernos omnipotentes y mejores por el simple hecho de haber superado mejor los problemas de la vida?
¿Quién nos dio el derecho de ser jueces y condenar, en vez de ser amigos y ayudar?
No sé, sólo pienso que la vida podría ser diferente si cada quien actuara en vez de convertirse en fiscal de las perfecciones que nadie tiene.
jueves, 10 de abril de 2008
Caminante no hay camino... se hace camino al andar
Publicado por Glarys en 11:27 p. m.
Etiquetas: Vivencias
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