La Culpa Busca Dueño...

Hoy estaba pensando, debido a una experiencia que tuve, que la culpa es huerfana. Pobre de ella, porque cuando llega a la vida de las personas, se entra en un juego en el que las personas involucradas se quieren librar de ella.

Se comienza en un proceso de negación. En el cual, casi por instinto, se hace todo lo posible por salir airoso. Luego de ese intento desesperado por salir exento de la "culpa", se entra en un proceso de transferencia, en el cual se busca desesperadamente justificación a lo ocurrido e inclusive señalar las razones por el cual la otra persona es la culpable. Por eso es tan común escuchar cosas como:

1. "Es que tu me sacas de quicio porque..."
2. "Es que no me entiendes ya que..."
3. "Es que lo hice porque tu..."

Después de eso, se entra en un costante devenir, acusando al otro/a. Y quizás.. en algún momento de todo el proceso, llega la aceptación y pensamos... quizás yo provoque esto.

Todo acto tiene consecuencias, y aunque lo veamos o no, aveces, por acción u omisión, tenemos la "culpa" o la responsabilidad de aceptar los hechos y las consecuencias. Esos hechos pueden ser malentendidos, ofesas, gritos, mentiras, egoismo, celos, rencor, envidia... Y las consecuencias son los sentimientos, reaciones, y el dolor que se provoca en la persona que se afecto por los hechos. Sin mencionar, el rencor, coraje, relaciones dañadas, y falta de perdón que marca la vida de la gente.

La culpa busca dueño, porque es necesaria asumirla, sin importar los involucrados, para poder sanar, resolver, restaurar y renovar o concluir muchos procesos y relaciones en la vida. He ahí lo dificil de la situación, porque no simpre es fácil aceptar y reconocer el resultado de nuestras decisiones, acciones y omisiones.

Sin embargo, como todo proceso en la vida, fortalece, porque nos ayuda a seguiradente siendo más transparentes y humanos.

Es bueno tomar a consideración los siguientes puntos para poder trabajar con la culpa apropiadamente. (Tomado de http://www.receduc.com/consejeria/culpa.html)

1. Confrontación = ayude a la persona a confrontar el comportamiento que le hiere y que hiere a otros/otras.
2. Confesión = la persona acepta que es responsable por el mal que ha causado.
3. Perdón = la persona busca el perdón de las personas afectadas.
4. Restitución = cambiar el comportamiento, actitudes y creencias que crean el daño.
5. Reconciliación = la persona vuelve a recobrar su integridad, sana las relaciones con Dios, consigo mismo/a, y con las personas que habia alienado.

Caminante no hay camino... se hace camino al andar

El: Se me acerca en la oscuridad…Missi, me le acerco pero de lejos para que no me regañe...

Yo: Saliendo del trabajo a las 9:00 p.m., cansada y loca por llegar a casa...

El: Missi, no me regañe, pero es que tengo que decirle algo importante con el respeto que usted se merece.

Yo: Pensando...Hay bendito, avanza mijo... Le digo, si dime ¿qué deseas?

El: Con una bolsa de pan en la mano, mal vestido y barbú... Es que si puede déme algo para poder comprarme otra libra de pan para mi hermano y para mí. El es deambulante igual que yo y queremos comer algo antes de irnos a dormir. El hermano a lo lejos esperaba…

Yo: Déjame ver si tengo algo de cambio... Busco y le digo…Si tengo, toma un dólar y cuídate...

¿Quién nos dio el derecho de "regañar"? Lo cual obviamente se traduce en gritos, insultos, malas palabras.

¿Quién nos dio el derecho de creernos omnipotentes y mejores por el simple hecho de haber superado mejor los problemas de la vida?

¿Quién nos dio el derecho de ser jueces y condenar, en vez de ser amigos y ayudar?

No sé, sólo pienso que la vida podría ser diferente si cada quien actuara en vez de convertirse en fiscal de las perfecciones que nadie tiene.

El Mundo en el que vivo

El Mundo en el que vivo es un mundo raro.

En el mundo donde vivo la gente juzga, critica y condena, para sentirse bien, cuando en realidad su historia de vida esta llena de exabruptos.

En el mundo en el que vivo, la gente piensa que mientras más falsos o hipócrita se es, mejor nos podemos llevar con los demás.

En el mundo en el que vivo, se deja que la gente muera por falta de comida, mientras patrocinamos el capitalismo.

En el mundo en el que vivo, ver a alguien que sufre es sinónimo de distancia, porque “no es mi problema”.

En el mundo en el que vivo, es fácil hacerle daño al otro, buscando el mejor interés propio.

En el mundo en el que vivo, es fácil buscar y amar la belleza física, y dejar de lado las cosas que son invisibles a la vista.

En el mundo en el que vivo, es insignificante difamar a alguien, con tal de tener algo de que hablar.

En el mundo en el que vivo, la gente ha perdido la sensibilidad ante el dolor y lo ha sustituido por burla, apatía y desinterés.

En el mundo en el que vivo, es más fácil condenar, que buscar alternativas y entender razones.

En el mundo en el que vivo la gente grita a viva voz que creen en un Dios, del cual se han olvidado y lo demuestran con cada acción.

En el mundo donde vivo, la gente piensa que no se puede confiar en nadie, porque las personas hacen daño. Y se ha sustituido la confianza, por la duda.

En el mundo en el que vivo, es más fácil caerle bien a alguien porque se tiene el último “bochinche”, que por ser recto con las cosas.

En el mundo en el que vivo, es más importante la marca de la cartera, la ropa, los zapatos, que el interior de un ser humano.

En el mundo en el que vivo, hay mucho por mejorar… Y aunque no siempre las cosas son así, la verdad es que desanima cada vez que uno se encuentra con situaciones como estas.

Cosas de la vida...

Las personas solemos estar buscandole constantemente el significado a la vida. Se busca entender el propósito, el por qué, la razón o motivo de uno estar vivo. Sin embargo, en ocasiones uno no se da cuenta, que por más trillado que parezca, lo único con lo que verdaderamente contamos es con el "hoy". Con este presente que bueno, malo, lleno de incertidumbre, felicidad o tristeza, es lo verdaderamente importante. Quizás se nos vaya la vida intentando buscarle explicación a muchas cosas que suceden. Pero más allá de eso, deberíamos buscarle explicación a por qué no podemos disfrutarnos el momento.

En el lugar donde trabajo, me he acostumbrado a ver la muerte como un proceso natural en la vida. Pero lo más importante es que he aprendido a valorar cada día como si fuera el último. He comprendido el valor de una sonrisa, de un gesto amable, de una palabra cálida. He podido visualizar a los demás como personas "únicas", que con cualidades, habilidades. y cosas por mejorar, debemos darnos la oportunidad de conocer. Porque a veces, tenemos mucha gente a nuestro alrededor, pero no nos tomamos el tiempo de buscar el lado bueno de esa persona.

He comprendido que lo único que verdaderamente cuenta es cómo nos sentimos en este instante, porque de eso depende la manera en que actuamos. Y más allá de eso... lo importante es que visualicemos, lo que podemos hacer por los demás en este instante... ya que quizás es nuestra última oportunidad de hacer la diferencia en la vida de los demás.