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sábado, 27 de diciembre de 2008

Navidad


Esta es una época especial del año. La Navidad nos recuerda la importancia de compartir en familia y más que nada el valor de los sacrificios y el amor incondicional. Además, es importante recordar que los regalos más valiosos que podemos dar no tienen un valor monetario: el amor, el perdón, las palabras y actos cariñosos, el aprecio, la solidaridad, comprensión y tolerancia. Estos regalos son capaces de alegrar la vida y hacer la diferencia en cualquier persona. Dar y recibir amor es una de las cosas más maravillosas con las que podemos contar.

Me gustaría contarles un pequeño suceso que me hizo pensar y reflexionar mucho. Hace unos días atrás estaba dialogando con una madre y su hijo. El niño, como de unos tres años vio un lápiz que tenia sobre el escritorio y empezó a jugar con él. Unos minutos después, vio una taza que tengo, la cual está llena de lápices y bolígrafos. Al verla, exclamó con su dulzura “otro más y otro más y otro más…” El quedó encantado de ver tantos bolígrafos y lápices juntos. Esto me hizo pensar que la mayoría de las veces no nos detenemos a pensar lo afortunados que somos por las bendiciones que contamos. Sean bienes materiales, valores, amigos, familiares, trabajos, y hasta un par de bolígrafos. La realidad es que en nuestra vida contamos con muchas cosas que hay personas que ni tan siquiera han visto. Quizás por lo ajetreado del diario vivir, se nos olvida ver a nuestro alrededor y entender que realmente somos dichosos y hay muchas cosas por las cuales dar gracias.

Creo que de eso se trata la Navidad. Cuando pequeña en esta época pedía muchos regalos, con la esperanza de que llegaran todos para sentirme feliz. Eso para mí era lo importante, siendo una niña. En este momento, puedo aprovechar está época del año para dar gracias por todas las cosas fabulosas que he alcanzado. Mis aciertos, desaciertos, estudios, mi familia, trabajo, amigos, valores, experiencias de vida, momentos felices, por las sonrisas, los chistes, la salud, el amor, y por todas las cualidades, habilidades y cosas por mejorar que me hacen ser lo que soy.

Este fue un buen año, lleno de recuerdos que llevare guardados en el baúl de las referencias (mi cerebro). A pesar de las preocupaciones, tristezas, malos momentos, que son parte de la vida, este año fue único, irrepetible e inigualable. Fue un año de aprendizaje, un año en el que se me permitió estar viva y poder ayudar y ser ayudada. Espero que el próximo año sea uno en el que pueda dar gracias en vez de renegar, de ver el propósito de las cosas, antes que sentarme a llorar, de contar con seres especiales y que ellos sepan que cuentan conmigo.

¡Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo a tod@s!