Las palabras son el susurro de nuestros pensamientos. Son el medio que tenemos de expresar lo que sentimos, de lo que queremos y de nuestras reacciones. Son el resultado de lo que percibimos y de nuestra manera de entender el mundo y a las personas que nos rodean. Palabras que se convirten en frases, oraciones, versos, poemas, mensajes que van directo a nuestros sentidos. Lo maravilloso de las palabras es que somos los dueños de lo que pronunciamos y de lo que callamos.
Hay palabras que transforman, que cuando las decimos, sentimos que hemos revelado algo que teníamos oculto. Entendemos que esas palabras pueden ser dulces, suaves, agrias, amargas y que tienen una carga emocional que provoca reacciones en los demás. Hay palabras que cuando las escuchamos, pareciera que el mundo se detiene y que solo estamos nosotros y lo que acabamos de escuchar.
Hay palabras que transforman, porque cuando las escuchamos nuestra vida cambia para siempre. Palabras que te elevan, te hacen ver la vida diferente, palabras que no quieres dejar de escuchar jamás. Hay palabras que se convierten en una necesidad, y hasta en ocasiones nos volvemos dependientes de ellas.
Hay tantas palabras que llevo guardadas en mi corazón. Palabras que he dicho. Palabras que he callado. Palabras que he escuchado de otras personas, y el alcance de esas palabras ha sido tal, que las llevo guardadas como un preciado tesoro en mi corazón.
Hay palabras que cuando las escuchamos, parece que iluminan nuestro ser. Escucharlas se convierte en un hermoso sonido que cobra sentido a través del significado que le damos. Nos llenan, nos ofrecen consuelo, valentía, nos estimulan, motivan, ilusionan, enamoran, nos hacen sencillamente feliz.
Pero también hay palabras que al oírlas, nos destruyen, dañan, hieren, desilusionan, frustran. Palabras que jamás deberíamos escuchar y que pensamos no merecer porque no las entendemos. Son palabras que transmiten sentimientos oscuros. Tan oscuros, que parece no tener sentido, porque no podemos ver con claridad la razón de su existencia.
Las palabras son el reflejo de lo que uno lleva dentro y también de nuestro autocontrol. Son nuestro medio de comunicación. Pueden ser tan convincentes para cambiar una vida o tan irreales como para causar dolor.
Hay palabras que deberíamos decir más a menudo, y hay otras que deberíamos dejar guardadas en el baúl del olvido. Hay palabras que nos acompañaran siempre y que le dieron sentido a nuestra existencia en algún momento. En la vida voy cultivando palabras, voy reciclando algunas, reproduciendo otras, archivando unas y pensando en otras que diré en algún momento.
Hay palabras que transforman…. Porque como dice la canción “Una palabra no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo”.
Hay palabras que transforman, que cuando las decimos, sentimos que hemos revelado algo que teníamos oculto. Entendemos que esas palabras pueden ser dulces, suaves, agrias, amargas y que tienen una carga emocional que provoca reacciones en los demás. Hay palabras que cuando las escuchamos, pareciera que el mundo se detiene y que solo estamos nosotros y lo que acabamos de escuchar.
Hay palabras que transforman, porque cuando las escuchamos nuestra vida cambia para siempre. Palabras que te elevan, te hacen ver la vida diferente, palabras que no quieres dejar de escuchar jamás. Hay palabras que se convierten en una necesidad, y hasta en ocasiones nos volvemos dependientes de ellas.
Hay tantas palabras que llevo guardadas en mi corazón. Palabras que he dicho. Palabras que he callado. Palabras que he escuchado de otras personas, y el alcance de esas palabras ha sido tal, que las llevo guardadas como un preciado tesoro en mi corazón.
Hay palabras que cuando las escuchamos, parece que iluminan nuestro ser. Escucharlas se convierte en un hermoso sonido que cobra sentido a través del significado que le damos. Nos llenan, nos ofrecen consuelo, valentía, nos estimulan, motivan, ilusionan, enamoran, nos hacen sencillamente feliz.
Pero también hay palabras que al oírlas, nos destruyen, dañan, hieren, desilusionan, frustran. Palabras que jamás deberíamos escuchar y que pensamos no merecer porque no las entendemos. Son palabras que transmiten sentimientos oscuros. Tan oscuros, que parece no tener sentido, porque no podemos ver con claridad la razón de su existencia.
Las palabras son el reflejo de lo que uno lleva dentro y también de nuestro autocontrol. Son nuestro medio de comunicación. Pueden ser tan convincentes para cambiar una vida o tan irreales como para causar dolor.
Hay palabras que deberíamos decir más a menudo, y hay otras que deberíamos dejar guardadas en el baúl del olvido. Hay palabras que nos acompañaran siempre y que le dieron sentido a nuestra existencia en algún momento. En la vida voy cultivando palabras, voy reciclando algunas, reproduciendo otras, archivando unas y pensando en otras que diré en algún momento.
Hay palabras que transforman…. Porque como dice la canción “Una palabra no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo”.
4 comentarios:
Hola què tal Gladys, primero que todo, es muy cierto todo lo que dices en tu escrito, las palabras pueden ser plumas que acariciaràn tu alma y tu mente o bien cuchillos de duro acero, que atravezaràn lo màs intimo de tu ser.
Por lo mismo , hay que cuidar nuestras palabras,y no por impulsos sin una leve conciencia dañemos, o bien decir cosas bellas por decirlas, a la larga tambièn se transforman en flores secas, y eso duele y desengaña.
El poder de la palabra es inmenso, por lo mismo debemos cuidar lo que decimos, porque si nos ponemos a pensar en definitiva ...¿ a dònde va lo que se va?
Gracias mi niña, por tu visita a uno de mis mundos de agua y por tus enriquecedoras palabras, seas bienvenida cuando lo desees.
Te dejo una abrazo fraterno desde Chile y un beso entre caracolas Gladys
Agualuna
Que bonita esta reflexión Gladys y tan cierta,las palabras dichas de la manera en que se digan siempre deben seguir un cauce de Amor para que llegue a su destino fínal que somos nosotros los receptores..
Un abrazo y felices días. ;-)
Hola Gradys: Muy bonita reflexión. Gracias por tu “coment”. No había entrado a mi blog hacen días. Pronto volveré a escribir alguna cosa .
Por ahora me estoy dedicando a buscar trabajo. Termine la maestría en T.soc. y no encuentro trabajo, de ningún "lao" me llaman, he ido a varias de entrevistas y siempre terminan en; "Te vamos llamamos"...pero no me llaman. Ya estoy al borde del desespero… Llevo meses en esas…
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