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domingo, 31 de agosto de 2008

Un nuevo comienzo...



Hoy decido comenzar de nuevo.
Dejar de lado aquellas cosas que me atan.
Poner mi mente en blanco
y comenzar a escribir una nueva historia.

Hoy deseo comenzar de nuevo.
Ver el mundo como antes solía hacerlo.
Dejar que el optimismo marque mis días,
Llene mi espíritu y escriba nuevas historias.

Hoy espero que las cosas sean distintas.
Poder respirar y sentir que las cosas están como deben estarlo.
Sentir paz, armonía y felicidad.

Hoy anhelo poder comenzar.
Entender que todo pasa por una razón.
Que somos pieza clave en las vueltas que da el mundo.
Sentir que puedo vivir de acuerdo a lo que deseo.

Hoy estoy convencida de que cada día es único.
Cada etapa trae lo suyo.
Cada circunstancia es importante.

Hoy necesito comenzar de nuevo.
Con mi mente clara en lo que deseo.
Con mis pies puestos en la tierra.
Con todos mis sentidos funcionando.

Hoy voy a entender que este mundo
esta lleno de giros y cambios inesperados.
Cada uno de esos cambios hay que aceptarlo
y hacerle frente sin miedo.

Hoy, simplemente hoy… me siento con fuerzas
para determinar que es intolerable para mí y cuales
son los cambios necesarios.

Hoy me voy a dar la oportunidad de sonreír de nuevo.
De encontrarme conmigo misma y sentir la certeza de
que Dios guía cada uno de mis pasos.


jueves, 28 de agosto de 2008

Poder entrar en su mente...

En nuestro diario vivir, nos topamos con personas diferentes, que cuentan con estilos de comunicación y carácter distintos. En ocasiones, tenemos que pedirle algo a alguien o hablamos con los demás y las cosas salen tan bien que uno desearía que así fuera siempre. O por el contrario, salen tan mal, que hay ocasiones en las que me gustaría poder entrar en la mente de la gente y de alguna manera influir en lo que piensa o por el contrario entender lo que guardan sus pensamientos. Por ejemplo:




  1. Cuando por más que se le explica que lo que está haciendo está mal, lo sigue haciendo.

  2. Cuando no entiendo el por qué de una palabra hiriente o una mala actitud.

  3. Cuando sé que tiene derecho a mejores cosas y no lucha.

  4. Cuando me pregunto una y otra vez la razón de sus actos.

  5. Cuando se que sería capaz de lograr cosas, pero piensa que no puede.

  6. Cuando el miedo puede más que el deseo de alcanzar algo.

  7. Cuando hay tanto dolor en su corazón, que eso amarga sus días.

  8. Cuando se que tiene la responsabilidad de hacer algo, pero se le olvida o simplemente no quiere hacerlo (no le da la gana).

  9. Cuando por más que me explico, no me entiende.

  10. Cuando las palabras no van a la par con las acciones.

Me voy en un viaje, pensando que yo podría hacer tal o cual cosa, cambiar aquello, mejorar esto, hacer esto otro o entender tantas cosas. Obviamente se que cada quien es un "mundo" diferente, con valores, estilo de crianza, pensamientos, gustos, intereses, prioridades, experiencias y circunstancias distintas, pero hay ocasiones, que desearía enormemente poder entrar en los pensamientos de esa persona y poder cambiar lo que esta haciendo o incluso entender porque lo hace. Aunque entiendo que las decisiones y las actitudes que se asumen, son un proceso individual.


¿Alguna vez te ha pasado eso?


sábado, 23 de agosto de 2008

El engaño


A través de la historia, el engaño ha formado parte de las relaciones interpersonales que mantienen las personas, convirtiéndose en parte de la vida social de los seres humanos. De manera sutil, cobra sentido y permanece aliado a muchas relaciones. El engaño se ve como una escapatoria a la verdad. Se escoge engañar; decir o no decir, he ahí el dilema.

Engañar es faltar a la verdad en lo que se dice, se hace, se cree o se piense y pretender que alguien entienda por cierto lo que no lo es. Existen varios factores que pueden influir para que una persona engañe o mienta. Factores que ponen en jaque a la honestidad. Realmente el engaño a veces hace que la gente se escape de situaciones difíciles de la mejor manera posible. Si nos ponemos a pensar, en nuestra vida tienen que haber recuerdos de algunos sucesos en los que escogimos engañar. Ya sea por amistad, compasión, conflicto de intereses, beneficio propio, miedo, sufrimiento, necesidad, deseos, placeres: se engaña.

He escuchado a personas decir que el engaño está justificado. Incluso, que es necesario para poder mantener relaciones cordiales con los demás. Por ejemplo, si alguien que está contento respecto a la manera en que se viste, y a uno le parece de mal gusto, y se nos pregunta nuestra opinión... ¿Qué haríamos? Hay dos opciones, decirle a la persona que luce bien (pensando en no lastimarla), o decirle que nos parece desagradable la ropa. Aunque se busquen con calma las palabras, para tratar de decirlo de la mejor forma posible, la realidad es que ignoramos la reacción que va a tener la persona en ese preciso momento. Ahí es cuando el miedo o la preocupación de lastimar, en algunas ocasiones, nos hace recurrir al engaño. Viéndolo así, hasta parece un asunto ético.

Existen muchos ejemplos de sucesos por los cuales engañamos, y así también, existen muchas versiones respecto a si está bien o no, si es correcto o incorrecto. Sin embargo, la realidad es que cuando uno se acostumbra a evadir o suprimir la honestidad, sería bueno reflexionar acerca de la persona en que nos estamos convirtiendo. Nadie está exento del engaño, eso es un hecho, ya sea a menor o mayor escala y por razones que parezcan justificables o injustificables.

Ante esto, se debe recordar que la realidad del asunto es que el engaño daña, corrompe, deteriora y anula las relaciones, porque somos seres sociales, que en toda esfera dependemos de las relaciones con los demás. Tomando esto en cuenta no se debe perder de perspectiva que ya sea una amistad, una relación de trabajo, un noviazgo o un matrimonio, lo que nutre, mantiene y fortalece es la confianza. Una vez eso se rompe, es difícil recuperar el camino recorrido. Además, el dolor que se siente al ser engañado, para muchas personas es muy difícil de tolerar, ya que no resulta fácil entender como una persona en la que se confiaba fue capaz de engañar. La desolación, desesperación y la frustración se apoderan de ese ser. Etapas que se superan poco a poco teniendo al tiempo de aliado. Por lo tanto, esta en nuestra toma de decisiones lo que vamos a elegir. Cada quien es responsable de sus acciones o inacciones. Pero será bueno recordar, que la vida no debe convertirse en un paquete de engaños, porque eso tiene como resultado que quedemos atrapados en nuestras propias mentiras y engaños, de manera tal que se distorsiona la manera en que percibimos el mundo y nos relacionamos con los demás.

Engaño... un mal que se quiere justificar como necesario. Sin embargo, como dijo Abraham Lincoln "Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo. todo el tiempo".

domingo, 10 de agosto de 2008

Las Palabras


Las palabras son el susurro de nuestros pensamientos. Son el medio que tenemos de expresar lo que sentimos, de lo que queremos y de nuestras reacciones. Son el resultado de lo que percibimos y de nuestra manera de entender el mundo y a las personas que nos rodean. Palabras que se convirten en frases, oraciones, versos, poemas, mensajes que van directo a nuestros sentidos. Lo maravilloso de las palabras es que somos los dueños de lo que pronunciamos y de lo que callamos.

Hay palabras que transforman, que cuando las decimos, sentimos que hemos revelado algo que teníamos oculto. Entendemos que esas palabras pueden ser dulces, suaves, agrias, amargas y que tienen una carga emocional que provoca reacciones en los demás. Hay palabras que cuando las escuchamos, pareciera que el mundo se detiene y que solo estamos nosotros y lo que acabamos de escuchar.

Hay palabras que transforman, porque cuando las escuchamos nuestra vida cambia para siempre. Palabras que te elevan, te hacen ver la vida diferente, palabras que no quieres dejar de escuchar jamás. Hay palabras que se convierten en una necesidad, y hasta en ocasiones nos volvemos dependientes de ellas.

Hay tantas palabras que llevo guardadas en mi corazón. Palabras que he dicho. Palabras que he callado. Palabras que he escuchado de otras personas, y el alcance de esas palabras ha sido tal, que las llevo guardadas como un preciado tesoro en mi corazón.

Hay palabras que cuando las escuchamos, parece que iluminan nuestro ser. Escucharlas se convierte en un hermoso sonido que cobra sentido a través del significado que le damos. Nos llenan, nos ofrecen consuelo, valentía, nos estimulan, motivan, ilusionan, enamoran, nos hacen sencillamente feliz.

Pero también hay palabras que al oírlas, nos destruyen, dañan, hieren, desilusionan, frustran. Palabras que jamás deberíamos escuchar y que pensamos no merecer porque no las entendemos. Son palabras que transmiten sentimientos oscuros. Tan oscuros, que parece no tener sentido, porque no podemos ver con claridad la razón de su existencia.

Las palabras son el reflejo de lo que uno lleva dentro y también de nuestro autocontrol. Son nuestro medio de comunicación. Pueden ser tan convincentes para cambiar una vida o tan irreales como para causar dolor.

Hay palabras que deberíamos decir más a menudo, y hay otras que deberíamos dejar guardadas en el baúl del olvido. Hay palabras que nos acompañaran siempre y que le dieron sentido a nuestra existencia en algún momento. En la vida voy cultivando palabras, voy reciclando algunas, reproduciendo otras, archivando unas y pensando en otras que diré en algún momento.

Hay palabras que transforman…. Porque como dice la canción “Una palabra no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo”.

viernes, 8 de agosto de 2008

La tolencia y sus complicaciones


Buscando una definición que me complaciera encontré que la tolerancia es la capacidad de conceder la misma importancia a la forma de ser, de pensar y de vivir de los demás que a nuestra propia manera de ser, de pensar y de vivir.

La tolerancia es una palabra exquisita. Todo lo que encierra va dirigido a tener mejores relaciones humanas respetando la diversidad, la cual encierra muchos aspectos de nuestra esencia como personas. Entendiendo el concepto, sirve para que haya un balance entre las costumbres, gustos, tradiciones, intereses y acciones de las personas.

Sin embargo, la tolerancia es un alma de doble filo. Más bien, la interpretación que la gente le da a lo que es tolerancia. Debido a que muchas veces se pide más tolerancia de la que se podría dar.

La tolerancia en ocasiones hace que la gente pierda la perspectiva de las cosas. Por tener tolerancia, la gente a veces aguanta lo inaguantable y se someten a formas de vida que jamás deberían permitir.

Soy una persona tolerante, para perder la paciencia, se necesita que sea un incidente fuerte. Sin embargo, he estado pensando que en ocasiones la gente abusa de esa tolerancia y la confunden a nivel de que se convierte en abuso. Más aún la tolerancia en esos casos, se fundamenta en que uno tenga el deber de entender las necesidades, intereses, prioridades e importancias de esa persona.

Analizando la tolerancia, me he percatado de que por un lado están las personas que piensan que hay que tolerarles todo. Ya sea por amistad, por amor, por ser familia, por solidaridad, por compasión, por lo que sea... abusan bajo la excusa firme de que hay que comprenderlos.

Me pregunto... ¿qué lleva a un ser humano a abusar de otro? ¿Qué lleva a un ser humano a pensar que hay que aguantar todo en nombre de la relación que se tiene? ¿Por qué se pide entendimiento, cuando se es incapaz de entender al otro?

Más aún... he escuchado de muchas personas decir que lo sienten, pero que hacen las cosas sin percatarse de que están lastimando, abusando o maltratando emocionalmente a alguien. ¿Es eso posible?, ¿Hasta que punto nos convertimos en personas inconscientes a nombre de que los demás nos toleran?

Y tengo otra duda, ¿hasta donde se tolera y aguanta antes de uno cansarse? Se que cada cual tiene un limite distinto, y algunos a pesar de las situaciones, aún no han llegado al limite de la tolerancia.

La realidad es que todos en la vida, en un momento u otro, nos hemos topado con este problema, esta incertidumbre de estar cansados de algo, de una actitud, inactitud, acción u omisión, abuso intencional o sin querer. Sentir que ya no se soporta más, pero por una extraña razón se sigue ahí tolerando lo intolerable.

Hoy me siento frustrada, porque hay gente que a pesar de que se les deja saber que lo que están haciendo no es bueno, siguen con lo mismo a expensas de que se les tolere y se les de tiempo. A veces se les tolera, pensando que algo podrá cambiar esa situación (esperanza, pura esperanza) , o porque uno siente cierta obligación moral. Detrás de eso se encuentra el simple hecho de que esa persona ha bloqueado la capacidad de ver las necesidades e intereses de los demás o sencillamente no le importan, porque sus necesidades son prioridad. Y ante eso me pregunto, ¿habrá alguien tan tolerante conmigo y mis necesidades?