Hoy regrese de unas estupendas vacaciones en República Dominicana. Durante todo el viaje lo que hice, además de divertirme, despejar mi mente, ver cosas nuevas y quemarme con el sol, fue reflexionar acerca de los privilegios que muchas veces tenemos y no nos damos cuenta.
En cada país, el estilo de vida, la cultura, creencias, valores tienen diferencias marcadas. Es genuinamente interesante poder salir de ese etnocentrismo, que muchas veces nos ataca y nos hace pensar que nuestra cultura es la mejor. Por ejemplo, en América Latina todos hablamos español, pero cada país le otorga un acento particular, único y eso es exquisito para mis oídos.
También existen similitudes, pero la realidad es que hay muchas diferencias. Similitudes, que hacen difícil comprender las ideologías racistas, discriminatorias y los prejuicios. Diferencias que abarcan desde la manera de ver la vida, las prioridades y hasta lo que nos hace feliz.
Por otra parte, mientras en donde estaba había comida en exceso, a sólo una corta distancia, habían personas que no tenían que comer, y pueden dar cátedra de lo que es el hambre y las necesidades. De lo que es trabajar por 10, 12, 14 horas, de los sacrificios, y de los sueños.
Indiscutiblemente, me sentí mal. Mal, porque el ver como la vida puede ser tan "extraña". Es irónico, como al mismo tiempo hay gente que disfruta sin ninguna preocupación, hay otros, que sus preocupaciones y necesidades son las que determinan el modo de vida. Además, el hecho de que se desperdicia tanta comida y la que no se consume se elimina, en vez de regalarla, me provoca indignación.
No podía dejar de pensar que las cosas están mal. Definitivamente, las cosas no están justamente distribuidas. Peor aún, se vive sin tomar acción en esto.
La pobreza es relativa, porque lo que me hace feliz a mi, no es lo mismo que a otras personas. Mis supuestas necesidades de cosas que deseo o anhelo, tampoco son las mismas, sin embargo, el poder alimentarse y poder vivir con dignidad no son cosas que deben estar sujetas exclusivamente a algunos.
Me gustó este viaje, porque pude compartir con gente excelente, que aunque quizás no vuelva a ver jamás, me enseñaron que a veces la inconformidad por lo que tenemos, nos impide ver nuestras verdaderas bendiciones.
1 comentarios:
Sabes he visto la pobreza en paises como Haiti y Rep. Dominicana en mis viajes misioneros y de estos he aprendido que la verdadera riqueza no depende de las cosas materiales, sino de la espirituales...
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