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domingo, 28 de septiembre de 2008

Las Páginas de Nuestra Vida

Siempre he comparado la vida con un libro en blanco en el cual somos los autores de nuestra propia historia. Somos capaces de escribir dejándonos llevar por nuestra imaginación, por las metas, por nuestras experiencias de vida, por los deseos, los gustos, los valores, y por nuestra perseverancia y motivación. Pero lo más importante es que podemos escribir la más magnífica historia, porque vamos a ser los protagonistas de la misma.

En el libro de mi vida ya he escrito muchas cosas y me faltan muchas más por escribir. Hasta ahora, hay páginas llenas de alegrías, momentos inigualables, muchas historias para contar. Momentos que de solo recordarlos me provocan sonrisas y emoción. También están escritos los nombres de muchas personas que me han impactado de una manera u otra. Personas que me han ayudado a crecer, personas que me han acompañado en situaciones buenas y no tan buenas. Familiares, amigos, el amor. Hay páginas llenas de ternura, solidaridad, respeto, amor, y muchos más sentimientos y valores, los cuales me han ayudado a ser lo que hoy en día soy.

Podemos escribir muchas cosas en las páginas de ese libro. Sin embargo, también hay páginas que han sido tratadas de romper. Unas las hemos roto deliberadamente y otras por cosas de la vida. Hay momentos que se quieren olvidar, etapas que hicieron sufrir, momentos que dolieron, decepciones, tristezas profundas, y personas que se hubiera deseado no conocer. Hay páginas que nos recuerdan la maldad, la amargura, el egoísmo y la envidia. Sin embargo, a pesar de ese empeño desmedido por hacerlas desaparecer, hacen tanta falta como los buenos momentos.

Somos un compendio, lleno de buenos y no tan buenos momentos. Aunque pareciera perfecto que la felicidad nos acompañara por siempre, la realidad es que los malos momentos también nos transforman y permiten madurar. Son indispensables para crecer y para aprender a valorar aquello que verdaderamente vale la pena. ¿Cuántas páginas llenas de grandes cosas hemos roto o descartado sin pensar en esto?

viernes, 26 de septiembre de 2008

Tiempo...


Tiempo pasas de manera increíble.
Te llevas tantos momentos atrás.
Renuevas y restauras tantas cosas.
Provocas una sensación de inestabilidad.

Tiempo no hay forma de evitarte.
Corres y vas de prisa sin parar.
Haciendo que entienda que cada momento
es una oportunidad para aprovechar.

Tiempo que es tan útil
para poder delinear
el curso que ha de tomar
nuestra vida en este caminar.

Tiempo que sirve para madurar
para vivir, investigar, aprender
para, analizar, llorar, reír y crecer.
Tiempo que no hemos de recuperar.

Tiempo te llevas frustraciones y desilusiones.
Sembrando nuevas oportunidades.
Cosechamos nuevos sinsabores.
Sembramos nuevas ilusiones.

Tiempo que en ocasiones
trae melancolía y preocupaciones.
Pero también buenos momentos
que se guardaran intactos en nuestros corazones.

Tiempo bendito tiempo
que permites que se sanen heridas
y se llenen nuestros corazones
de brisas renovadoras y nuevas alegrías.

Tiempo te agradezco el tiempo
que me permites reflexionar
y ver mi vida como un libro
en el cual poder actuar.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Defender lo Indifendible... Justificar lo Injustificable




Me parece curiosa la manera en que la gente asume posturas y se aferran y se mantienen con esas ideas, aunque las mismas sean irracionales, irreales, ilógicas o erróneas. La gente, por una extraña razón, en la cual influyen creencias, cultura, perspectiva, y hasta falta de conocimiento, pierde de perspectiva que hay cosas que por ninguna razón deben justificarse o defenderse. Ante este hecho de defender las cosas sin sentarse a analizar, evaluar y meditar, respecto a lo que es correcto y lo que no lo es, se ve en cada faceta de la vida. Aunque hay algunos momentos que impresiona, afecta y molesta más.

Se olvidan las cosas importantes, las cosas que nos identifican como seres humanos pensantes, con una buena salud emocional, y con capacidad de tomar decisiones que impliquen una convivencia más positiva y que se acerque un poco más a la felicidad y respeto. Lo siguientes son sólo ejemplos de eso:




  1. Prejuicios- ese proceso de hacer juicios a priori son darse la oportunidad de conocer verdaderamente a la gente, su versión y sus circunstancias. Es el hecho de convertirnos en jueces de los estilos de vida, preferencias, gustos y hasta características biológicas de otra persona. Se trata de ponerlo sello a las cosas como buenas o malas, sólo por nuestra evaluación y percepción de algo. Por más irracionales que sean la gente entiende y se comporta de acuerdo a los prejuicios que tienen, llegando a discriminar. A pesar de que no hayan elementos que lo comprueben, bases sólidas, racionalidad alguna, ni solidaridad humana, se insiste y persiste en defender sus puntos de vista. No importa si estos son injustos, absurdos, equivocados y más bien ridículos.

  2. Fanatismo político- creencia irracional de un grupo de personas de que todos los políticos que son miembros de un partido, tienen la facultad y derecho de ganar las elecciones, sin importar la capacidad y conocimientos que tenga. De esto puedo escribir todo un libro, ya que en Puerto Rico, luchas personas, sólo ven por el color que representa el político y no lo que tiene para ofrecer. Un ejemplo real de esto, es que uno oye constantemente a personas defender lo indefendible. Se defiende la corrupción, la falta de destrezas, las deficiencias, la ineptitud, el egoísmo, la irracionalidad, la falta de principios éticos y la falta de compromiso. A tal punto, que no importa si se es o no culpable, tanto en el ámbito judicial, como en el moral, de todas formas se aclama y se le da el voto de confianza.

  3. Fanatismo religioso- no tiene que ver con la espiritualidad, la fe, la esperanza, ni la creencia particular en alguna religión que tenga un ser humano, ya que está es esencial para ser personas más completas. Implica ese proceso de pensar que se tiene la verdad absoluta, lo que lleva a juzgar, criticar, imponer, etiquetar, ofender, justificar los abusos, e insinuar que una persona que no es creyente de la misma religión, está mal, desviada o en pecado. Esto implica prejuicios, falta de consideración por el otro ser humano y provoca conflictos con las demás personas, olvidándose de que ese Dios en el que se cree, es uno de amor y acciones que se demuestran a través del diario vivir. Además, la gente saca de proporción y de perspectiva las cosas, llegando en ocasiones a repetir y promulgar, falsas interpretaciones, ideas irracionales o desviadas del verdadero mensaje de la palabra de Dios.

  4. Falta de valores- Vivimos en un mundo trascendente, cambiante y es parte de esos cambios entender que las cosas que para una generación fueron vitales, pueden verse desde otra perspectiva en generaciones siguientes. Sin embargo, hay cosas que por más que pasen los años, no deberían perderse de perspectiva. Me pregunto, qué justifica el uno vivir una vida en la cual no hay valores. Me gustaría entender la razón, por la cual la gente defiende tanto el hecho de que ya no haya respeto, compromiso, solidaridad, honestidad, y un sin número de cosas más que si se pierden, ¿con qué nos quedamos? Por eso es que hay tanta gente que se siente vacía, mas allá, por eso hay tantos problemas sociales, porque nos aferramos a que el modo de vivir ahora es el mejor, ya que se piense más en uno que en los demás. Grave error.

  5. Relaciones conflictivas- las personas se aferran a otras a pesar de que esa relación este basada en desconfianza, falta de respeto, mentiras, engaños, y falta de consideración, entre otros. La realidad es que en ocasiones se mantienen relaciones dañinas con la esperanza irracional de que la otra persona cambie o modifique su conducta. A pesar de no ser feliz, y de haber buscado alternativas para mejorar eso, no se logra el cambio necesario, pero se sigue en la relación sin analizar el impacto o daño emocional que eso tiene. Se entra en una dinámica que está basada en los postulados del chantaje emocional, la manipulación, el juego de poder, el egoísmo, los intereses propios. Además, en ese tipo de relaciones, la frustración, impotencia, desconfianza, inseguridad, las dudas, y la falta de felicidad es constante. Se justifican irracionalmente las malas actitudes, las mentiras, las peleas, la falta de tiempo, las humillaciones, las malas decisiones, las prioridades de esa otra persona, dejándose a sí mismo relegado y con una enorme caja de insatisfacciones. Sin embargo, por alguna misteriosa razón (en la cual está implicada la autoestima, seguridad, y otros asuntos psico-emocionales), las personas se mantienen aferradas a dicha relación, a pesar de ser una dañina y poco saludable, ya que se tiende a pensar que el bienestar depende de esa otra persona.

Muchas veces se nos pasa el tiempo tan preciado de nuestra vida justificando lo injustificable, tolerando lo intolerable, juzgando, crititicando, haciendo daño a otros y conformándonos con poco. ¿Vale la pena?

martes, 16 de septiembre de 2008

Metamorfosis Social


Haciendo una importante reflexión en medio de la vida tan agitada que llevamos, me he percatado que además de que en la actualidad dejamos pasar por alto los detalles más importantes de la vida, en general, también nos hemos alimentado hasta más no poder de eso llamado insensibilidad. Cada día nos sumergimos más en toda una serie de problemas, los cuales afectan todas las esferas de nuestra vida: lo mental, social, económico, familiar, y hasta espiritual.

Realmente al ver o leer noticias, al hablar con las personas, al detenerme a observar, me percato que nuestra sociedad va en camino acelerado que conduce a más y más problemas. En ocasiones me desespero al ver tanta injusticia, tanta crueldad, tanta indiferencia que arriba desde donde no debería: la humanidad. Vivimos en una constante contraposición, entre lo que decimos y lo que hacemos, entre lo que sentimos y lo que procuramos vivir.

Me maravillo con la facilidad tan natural con la que nos acostumbramos a vivir en un momento histórico donde predominan los abusos, las matanzas, el egoísmo, las adicciones, la falta de tolerancia y solidaridad, en fin un lugar donde abundan los problemas sociales y emocionales. Pero el caso empeora con el hecho de que en vez de poner nuestras mentes en un análisis exhaustivo, y poder ser parte de la solución, le compramos el cuento a la impotencia, a la apatía, a la mejor opción aparente, esa que utilizan los inadvertidos: el quedarnos sentados criticando y juzgando, sin siquiera aportar un poco de ese coeficiente intelectual que se tiene.

Me sorpredo del poder que se tiene para sentirse orgulloso de los títulos que se poseen, pero a la hora de la verdad todo se queda unido a un clavo, pegado a una pared, que no compone mas que un trofeo imaginario en el mundo de los que aluden grandeza, sin darse cuenta que la grandeza esta en los actos, en las acciones que en conjunto provocan una realidad distinta, no importa en que grado, sino que se comience por alguna parte, para lograr modificar en alguna medida la trifulca constante en la que vivimos. Ante esto, me parece que una pregunta que verdaderamente cobra sentido es: ¿Estamos razonando sobre nuestra vida, la manera en que actuamos, y la importancia de las acciones o inacciones que decidamos elegir?

Cada cual resuelve sus necesidades como mejor cree y más que nada, como mejor las circunstancias lo dejan desarrollarse, pero considero que se ha perdido lo principal del ser humano, su esencia, ese propósito que hace que su vida cobre sentido, que marche con un fin, porque estamos convirtiéndonos en seres adaptados, sí, adaptados a vivir en un mundo donde se determina de antemano quien sobrevive, quien tiene derechos sobre quien, cómo se moldean los recursos a cuesta de mucha gente.

Considero que mientras nos detenemos a juzgar a algunos, pasan desapercibidos muchos otros que tienen en sus manos el destino de toda una sociedad, pero es así por ese desinterés que predomina, por ese desgano que interrumpe nuestras vidas en cada momento. Solemos pensar que no tenemos la capacidad, fuerza, valentía, para lograr realizar cambios, pero me pregunto yo, ¿quien nos ha hecho creer eso? Cómo nos hemos dejado convencer y permitimos que nos digan de lo que somos capaces, cuando nuestras capacidades son ilimitadas, cuando verdaderamente se tiene el empeño y una meta fija.

Además, también me cuestiono el hecho de que somos capaces de ver a los demás por encima del hombro, cuando se ven diferentes a nosotros, como si nuestros propios prejuicios son los determinantes de la percepción errónea y a veces muy alejada, del verdadero matiz del interior de los demás. Pero que equivocados estamos al no darnos cuenta que lo que vemos en la calle, esos problemas sociales que nos destruyen cada día, no son más que el reflejo intacto de lo que llamamos sociedad. Somos un colectivo, y en vez de buscar individualidad a una problemática que de individual no tiene más que la responsabilidad que decida asumir cada cual, deberíamos analizar y explorar que se esta haciendo por alcanzar ese tan anhelado bien común.

Quizás en la búsqueda de esto, se fracase en algunas decisiones, pero tengo la seguridad de que el resultado final, provocará bienestar en un mundo cada vez más necesitado de espíritu de lucha, exento del conformismo, apatía y desinterés que nos caracteriza cada vez más.
Nada más hay que observar y dejarse motivar por la gente que ya esta colaborando con el cambio. ¡Manos a la obra!

viernes, 12 de septiembre de 2008

Hay veces...


Hay veces que la nostalgia nos agobia, sentimos una tristeza enorme que no parece quitarse con nada. Buscamos dentro de nosotros mismos, encontramos esa fuerza que nos hace tomar las riendas de muestra vida nuevamente. Pero que difícil es traspasar ese muro de ansiedades, dudas, miedo y sobre todo temores que se empeñan en quitarte una de las cosas más preciadas que se tienen, la tranquilidad.

Pienso en lo fácil que es perder la seguridad puesta en las cosas que se tienen y lo difícil que es plantar esa armonía que libera tus pesares. La vida es un maravilloso compendio que sumerge nuestra vida en mares de felicidad combinados con tristezas. A veces nos cuesta entender el porque de los problemas, la razón que justifique todos nuestros pesares. Sin embargo, mas allá de tener la certeza de que son pruebas donde se pretende corroborar nuestra FE, no encontramos otra explicación que nos convenza.

Cada día trae consigo una nueva aventura para arriesgarse, y el potencial que tenemos para abordar las situaciones con valentía, es ilimitado, pero a la vez desconocido. Si no pasamos por las situaciones no podemos saber cuan capaz somos, cuan preparados estamos y más aún, al enfrentarnos a esas cosas, podemos conocernos mejor a nosotros mismos. Porque los momentos de tristeza nos brindan ese tiempo único de hablar con nuestro interior, de buscar dentro de nosotros respuestas a tantas interrogantes, en esos momentos anhelamos la soledad, con el único propósito de encontrar paz, tranquilidad.

La magia es darse cuenta que sin importar cuan oscura y difícil parezca la situación por la que pasamos, al otro día siempre se nos brinda la oportunidad de un nuevo amanecer, que trae consigo ilimitadas oportunidades de hallar lo que se anhela. Las cosas pasan, no hay cadenas que no tengan de una u otra manera forma de romperse. Procura vivir tu vida, no le permitas a nadie destruir lo que has alcanzado, no dejes que los problemas sucumban tu ser y más aún, ten la certeza de que TU tienes la capacidad de encontrar solución a las cosas, no dejes para luego lo que te toca enfrentar ahora, ten la seguridad de que tratando es que crecemos.

lunes, 8 de septiembre de 2008

¡Todavia estoy vivo!


A pesar de casi no poder respirar. Estar conectado a un tanque de oxigeno, con pinchazos de aguja que permanecen en su cuerpo y una condición de salud que cada vez se complica más. Esa fue la expresión que atino a decirme, acompañada de una sonrisa en su rostro: ¡Todavía estoy vivo!

A la verdad, que en ocasiones perdemos de perspectiva lo maravilloso que es estar vivos. El poder despertar cada día, respirar, ver, oler, tocar, hablar… Nos concentramos en otras cosas, y el tiempo y lo ajetreado de nuestro diario vivir, se lleva nuestros días, nuestra vida.

Por eso, más allá, de los problemas que se atraviesan en la vida, más allá de las deudas, conflictos con los demás, las desilusiones, situación económica, complicaciones de salud, lo maravilloso es que todavía estamos vivos. Eso significa que tenemos tiempo para amar, sonreír, saludar, ayudar, compartir, colaborar, divertirnos, reír, llorar, perdonar, reconciliarnos, sentir, pensar…Y un sin número de otras cosas, las cuales a veces se nos olvidan.

Cada día trae lo suyo, y sobre eso no tenemos control. Lo que si te digo, es que este día no va a repetirse, es único e inigualable. Es parte de nuestro camino por la vida, de nuestros recuerdos y de nuestra historia. Podemos elegir cómo vamos a pasar este día, qué vamos a hacer, a qué cosas le dedicamos tiempo, cuáles son nuestras prioridades, pero mejor aún, y más importante todavía, podemos elegir la actitud que vamos a tener en este, ¡nuestro día! Por lo tanto al final, te puedes sentar a reflexionar y este día se puede ver como ganancia o como pérdida. ¡Nosotros elegimos!

viernes, 5 de septiembre de 2008

Aferrarse es parte de la vida

Aferrarse es una palabra que me hace pensar en necesitar o desear algo con intensidad. Es el hecho de uno sentir que esta amarrado, agarrado o sujeto con todas las fuerzas a algo o alguien. Es sentir con tanta intensidad que eso es lo que necesitamos para ser más felices, que solo en eso nos enfocamos con tal de poder obtenerlo. En ocasiones son tantas las ilusiones que nos hacemos en torno a eso, que ideamos todo un mapa mental de como serían las cosas logrando obtener eso, y al contrario, lo incierto que se ve todo si no se alcanza.

En el caminar por la vida, uno ve como la gente se aferra a distintas cosas. En ocasiones esas cosas son materiales, otras veces son anhelos, sueños, personas e incluso la propia vida. Realmente es increíble, la magnitud y la dimensión de lo que algunas personas son capaces de hacer por estar aferradas. Aún conociendo que las cosas son imposibles o inalcanzables, llega nuestra naturaleza al ataque, y el estar aferrados, se convierte en un aire inspirador, una brisa fresca, una esperanza sólida, una fuerza indescriptible, una lucha en la que deseamos ser los vencedores, una intensa batalla con la vida, con las circunstancias y con los obstáculos, hasta lograr aferrarnos más y con más ahínco.

Hay ocasiones en las que se sabe que esa realidad tan anhelada, no llegará, ya sea porque existen mil razones contundentes que lo comprueban, porque paso el tiempo para lograrlo, no nos conviene, o porque sencillamente es poco probable que lo logremos. Sin embargo, ahí ha estado, está y estará: esa capacidad innata de aferrarnos. Quizás sea, porque la ilusión de lograr lo que deseamos, se convierte en una especie de magia que nos envuelve y hace que la realidad de nuestras circunstancias cobre otro sentido.

Aunque, por otra parte, quizás eso a lo que nos aferramos, nos haga convertirnos en personas más fuertes, emprendedoras y luchadoras. Nos ayuda a crecer y ver la vida de manera diferente. Porque independientemente de si se logra o no, esas experiencias nos ayudan a entender y percibir las cosas desde otro punto de vista. Quizás para los que nos rodean parece un sueño vano, imposible y desgastante, pero en nuestro interior recordamos o queremos mantener fijo el pensamiento de que no hay nada imposible, siempre y cuando se tengan deseos y se luche por ello.

En fin, el hecho de aferrarnos a algo, se vuelve necesario, porque es bueno creer que todo puede ser distinto, tal como lo hemos soñado, deseado y buscado. Aunque es importante no perder de perspectiva que cuando algo no se logra a pesar de los esfuerzos, quizás sea bueno enfocar nuestras energías en un nuevo pensamiento y entender que hay ocasiones en las que se debe ceder y desistir. Además, poder tener la capacidad de evaluar la situación, nuestras posibilidades, estado emocional y como resultado cuestionarnos, ¿hasta cuándo aferrarse?